Tarkovski y la identidad cultural
Se me ha reaparecido en mi camino "Esculpir en el tiempo" de Tarkovsky, por lo que quiero hacer un par de publicaciones alrededor de su obra y sus pensamientos. Como ex-estudiante de cine y aspirante cineasta, el libro de Tarkovsky fue para mi una especie de guía espiritual. No quiero extenderme demasiado, pero hoy leía un fragmento en el que habla sobre el papel que juega para él su identidad como ruso, y como sin querer el tema recurrente de este blog se ha convertido en el papel de la identidad cultural en la vida, esto resonó mucho conmigo:
"En todas mis películas me ha resultado importante el tema de mis raíces, demis lazos con la casa de mis padres, con la niñez, la patria, la tierra. De forma necesaria tenía que subrayar mi pertenencia a una tradición y una cultura concretas [...] Para m[i, son extraordinariamente importantes las tradiciones culturales rusas que proceden de Dostoievski. Ahora bien, en la Rusia moderna no s[olo no ha llegado a desarrollarse plenamente, sino que m[as bien se hallan descuidadas o incluso ignoradas por completo"
Imagen de el planeta "Solaris" en la película de Tarkovski
Me identifico con lo que dice Tarkovski en este fragmento de la sección titulada "la responsabilidad del artista", porque parece pensar que siente que los rusos hasta cierto punto están en negación de su identidad cultural. Fue hace muchos años que leí "El jugador" de Dostoievski, y no recuerdo mucho, pero sí el hecho de que se hablaba sobre como los rusos actuaban en el extranjero, queriendo encajar con los europeos occidentales. Veo estas actitudes reflejadas en la cultura y el arte hondureño. Por ejemplo la costumbre hondureña de disculparse con los turistas por los cables de luz y teléfono enredados en el centro de las ciudades, o usar frases como, "Tegucigalpa no es una ciudad, es un pueblo grande", o mi favorita, "Este lugar está tan bonito que siento que no estoy en Honduras". En el arte hondureño también es muy obvia ese deseo de ser aceptado por el crítico europeo. El cine se ha encargado de retratar nuestro país como los europeos quieren creer que es, porque al final la meta es llegar a estar en festivales europeos. Es esa necesidad de aprobación, pero también una vergüenza peligrosa, que Tarkovski me ha ayudado a identificar con esa frase, y porque no, también en su cine, que aunque retrata una esencia rusa, no se deja llevar por estereotipos demasiado cstumbristas ni políticos.
Ahora que lo pienso, el tiempo que viví en Austria y salía a cada rato con europeos (porque como mujer latina es a lo que se va a esos países), el que más en gracia me cayó fue un ruso ucraniano que había crecido con su abuela en una finca. Quizás fue porque al final los dos teníamos una identidad cultural tercermundista y al final termina siendo más parecido a los latinos que a los europeos.
En fin, regresando al tema, Tarkovski termina su comentario sobre el estado crítico de la identidad rusa con una nota positiva, porque dice que lo que sucede es que Rusia está atravesando una crisis espiritual, y que eso es algo saludable porque es justamete esa crisis espiritual que promueve el movimiento necesario hacia una nueva esperanza y una nueva fe. Quiero pensar que en mi país está ocurriendo algo similar.