La momia y la falsa victoria contra el tiempo

Mi película favorita de Tarkovski es definitivamente "Solaris". Originalmente por lo hipnotizante que son sus imágenes, la bella Natalya Bondarchuk que hace de Harri, la esposa muerta del protagonista, Kelvin, que aparece con un impresionante vestido de crochet, satisfaciendo mis curiosidades tanto cinéfilas como fashioísticas. El personaje de Kelvin que me inspira ternura mientras atraviesa un terrible duelo (la versión nueva con George Clooney sorprendentemente no decepciona tampoco). Es un juego con los clichés del cine de ciencia ficción de los 70 y llevándolo a otro nivel.
Quizás también es mi favorita porque luego de verla y ponerme a investigar a Tarkovski, me encontré con este hermoso video ensayo, que es una increíble masterclass sobre la propuesta de Tarkovski.

Pero creo que más que nada, la película me encontró en un momento vulnerable. Era mi última año en la universidad y estaba buscando sobre que escribir en mi tesis, el otoño después de que mi papá muriera. Solaris es una película sobre la muerte, como ninguna otra porque la trata como una ilusión, a la vez que trata la vida como una ilusión óptica y sonora, tal y como lo es el cine.

Kelvin es un psicólogo que va en una misión a un planeta llamado Solaris, conocido por actividades incomprensibles. Al llegar al planeta, como por arte de magia, aparece la esposa de Kelvin que se suicidó hacía ya 10 años. Los demás miembros de la misión espacial, le explican a Kelvin que no es en realidad su esposa, sino que una proyección de sus recuerdos. La imagen solo puede existir junto a Kelvin quien produce la imagen y por eso cuando él no está cerca, ella muere. Me hizo pensar en como cuando murió mi papá, la gente me decía cosas que él había dicho, y yo me reía internamente "sabiendo" que era mentira, porque muchas de ellas eran cosas que según yo, él nunca hubiera dicho, pensando que yo lo conocía mejor que ellos. Extrañamente, mi mamá empezó a decir cosas de mi papá que de igual manera yo sabía que no eran verdad, hasta que después de un teimpo, comprendí que al no "existir" más en este plano de la realidad, el concepto de mi papá se podía reducir a esas memorias, una identidad de ese otro específica de cada mente que la concebía. Entendí que lo que yo percibía como mi papá y lo que mi mamá percibía como mi papá, eran personas completamente distintas.

En "Ontología de la imagen fotográfica", André Bazin compara a la fotografía y el cine con la tradición de las momias en antiguo Egipto, que según él satisfacie "una necesidad fundamental de la psicología humana: escapar la inexorabilidad del tiempo. La muerte no es más que la victoria del tiempo." Al igual que las momias, el cine es un intento humano de preservar aquello que aparenta ser real, pero ¿que tan real puede ser un objeto tan efímero? El cuerpo está diseñado para desintegrarse una vez muerto, y a la vez que esto puede sonar algo grotesco, para mi trae un poco de alivio, porque las memorias y la imaginación perduran más que cualquier cuerpo y cualquier objeto, lo que inevitablemente me hace creer que son más reales que lo material.